Una persona con un audífono usa un promedio de 300 pilas en seis años. Si tiene un audífono en cada oído, la cantidad se duplica. Esto resulta curioso, ya que hoy en día las baterías recargables se usan en la mayoría de dispositivos electrónicos algo que hasta hace poco no ocurría con los audífonos.
Este cambio ha supuesto una gran evolución en el mundo de la audiología. Su funcionamiento es muy sencillo. Los audífonos se colocan en el estuche cargador que va a la corriente y las luces parpadean para indicar el nivel de carga, cuando éstas dejan de parpadear quiere decir que el audífono está listo para ser usado.
La batería del cargador permite que un audífono pueda cargarse en tres horas y se pueda usar durante un día completo: ¡24 horas de autonomía!
Suele durar varios años y reemplazarla no tiene ningún tipo de complicación. Los audífonos recargables son muy prácticos y la previsión es otra de sus características principales. Cuando al audífono le resta media hora de batería, te avisa y puedes volver a cargarlo. Y no hay que preocuparse por la calidad auditiva, ya que es exactamente la misma que con los audífonos no recargables.
Uno de los aspectos más relevantes es que este funcionamiento le otorga un destacado carácter sostenible, ya que permite ahorrar una gran cantidad de pilas desechables. En el Centro Auditivo José Luis Domínguez, queremos colaborar con el desarrollo sostenible del medio ambiente en la medida de nuestras posibilidades y creemos que con los audífonos recargables no solamente ayudamos a mejorar la calidad de vida de nuestros clientes sino que vamos un paso más allá.